La gran ventaja de los gestores de tareas es que están en línea. Esto significa que puedes acceder a ellos desde cualquier lugar y, lo mejor de todo, sincronizarlos en todos tus dispositivos. Esto garantiza que tus tareas siempre estén actualizadas y a la mano.
Yo uso el gestor de tareas para todo. ¿Necesito sacar dinero para pagar a la limpiadora? Lo apunto allí. ¿Comprar comida para los gatos? También lo apunto allí. ¿Renovar el dominio de mi sitio web en dos años? También lo apunto.
Anotar todo lo que no podemos olvidar quita un gran peso de nuestra cabeza. No necesito preocuparme por algo que debe hacerse en 2 o 10 años. La aplicación me lo recordará y podré concentrarme en lo que debe hacerse hoy. Además, organiza todas las tareas para el día, así que aunque me pierda en algún artículo aleatorio sobre elefantes, podré regresar a mi lista sin estrés.
Además, con un gestor de tareas, crear rutinas es más fácil. Las tareas que se repiten pueden programarse, como una limpieza mensual o un pago recurrente, sin tener que preocuparse por reprogramarlas cada vez.
Yo defino una rutina semanal para revisar la facturación y pedir notas a los colaboradores. Una vez al mes, organizo mis discos duros, asegurándome de que la hoja de control de espacio esté siempre actualizada. Esas pequeñas rutinas, cuando están organizadas, mantienen el caos a raya.
Y lo mejor de todo: no necesitas tu mente para recordar todo. Solo anótalo en la herramienta y ella se encarga del resto.
Otro truco que me ayuda a mantener el control es usar mi calendario para compromisos que requieren mi presencia física. Si algo debe ser entregado en casa, necesito estar allí. Mi calendario me impide programar otras reuniones en ese horario.
La transición al uso de gestores de tareas puede ser abrumadora al principio, especialmente porque la lista parece enorme. Pero recuerda: esto no es procrastinación. Simplemente posponer algo no es lo mismo que evitarlo. A medida que te organizas, verás que tu lista se vuelve más amigable.
Finalmente, define un horario para revisar y manejar tu lista. Me gusta hacerlo por la mañana, justo después del desayuno, para planificar el día. Esto me ayuda a mantener el enfoque y, cuando estoy en modo productividad, ya he resuelto todo para el almuerzo.
Lo más importante es recordar: el objetivo es marcar todas las tareas del día.
Intenta organizar mejor lo que tienes que hacer. Si no es con un gestor de tareas, puede ser con una hoja de cálculo o incluso con post-its por toda la casa. Lo importante es encontrar una herramienta que funcione para ti. Con el tiempo, te mostrará cómo puede ser aún más eficiente.
Comments